Lo que debes saber
Desde hace muchos años, estamos viendo la progresión y desarrollo de este gigante asiático que es China. Como es natural, no sólo es una gran oportunidad contar con inversión y capital chino en España y en Europa, sino que, cada vez más se está abriendo este mercado a la inversión extranjera. Por ello, es muy frecuente que los emprendedores lancen sus productos en este país. Y aquí es donde comienzan los problemas, y no pequeños, en la andadura de nuestra marca.
El primer problema al que nos enfrentamos, con más frecuencia de la que nos imaginamos, es la existencia de una marca idéntica o muy similar a la nuestra. A veces, el problema no es tan grave, pues se detecta antes y se puede definir una estrategia para tratar de solventar este primer escollo. Otras veces, por desgracia, lo descubrimos con la solicitud ya en marcha, y la estrategia es bastante diferente (más complicada económicamente y legalmente).
La pregunta ahora es, sin salir de nuestro asombro, ¿cómo es posible que hayan copiado mi marca, si nuestro producto no es conocido en China? Y la respuesta, aunque dolorosa, es sencilla: China es un país muy marquista. Esto significa que cuando nace una idea o un nuevo proyecto, la marca siempre le acompaña, incluso antes de que esa idea o proyecto se hayan materializado. Los datos son reveladores, pues en China se presentan 15.000 nuevas marcas cada día. Hasta aquí, esto no debería suponer más problema que la pura estadística, pues con ese volumen de marcas es más probable que haya marcas parecidas a la nuestra. Pero la estadística siempre demuestra que las casualidades son muy infrecuentes, y esa cultura marquista es un arma de doble filo, pues esas ideas o proyectos no necesariamente son propias, sino que también les sirven si son de un tercero. Por eso, no hace falta que se trate de un tercero muy conocido, ni que los productos se comercialicen en China, en esta sociedad global, es suficiente con asistir a ferias, tener centro de producción en este territorio, etc.
Ahora que ya somos conscientes de que “nadie está libre de copia en China”, ¿qué podemos hacer para evitarlo? La respuesta es clara: “copiar su mentalidad marquista”, evidentemente, sólo con nuestras ideas y proyectos. Esto se traduce en tener siempre en mente a China a la hora de solicitar nuestra marca y no demorar su extensión tras la solicitud en España o la UE. Al principio del proyecto nos puede parecer un gasto innecesario, pero este pequeño gesto nos evita años de pelea y una inversión económica que puede superar los 10.000 Euros, dejaremos de verlo como innecesario, siendo fundamental.
Una vez que ya contamos con nuestra marca y parece que podemos relajarnos, de nuevo, un sobresalto: el consumidor chino, ¿cómo identifica mi marca?, ¿cómo la pronuncia?, ¿significará algo negativo? Con la complejidad del idioma chino, sumado a que la población china en general no habla inglés (están por debajo, incluso, del inglés nivel medio que se habla en España), podemos encontrarnos con un problema (sí, otro más). Por ello, es vital que también lancemos nuestra marca en caracteres chinos.
Esta elección no es cosa sencilla, como no podía ser de otra forma. Debemos contar con la ayuda de un cliente/distribuidor chino de confianza, que realice la traducción de nuestra marca a caracteres chinos y la unión de éstos tenga un significado positivo. Por supuesto, sería conveniente tener varias opciones y realizar una búsqueda previa de las marcas existentes, para descartar que no haya nada parecido. Ahora sí, ya podemos “disfrutar” de las ventajas del mercado chino.
Las conclusiones de esta primera incursión en la protección de la marca en China son claras: solicitar la marca en China sin dilación, antes incluso de comenzar la comercialización y, además, solicitar la marca en caracteres chinos.
Estas son las claves más básicas, pero, como siempre, en PADIMA estamos de tu lado y podemos ayudarte con tu andadura en este territorio, tan importante y necesario para el éxito comercial.