Cuando navegamos por la red estamos acostumbrados a encontrarnos páginas web con las extensiones .com, .es, .org, .net, etc. Estas extensiones de dominio, es decir; las letras que aparecen después del punto final en un nombre de dominio son conocidas como dominios de nivel superior (TDL, por sus siglas en inglés) y suelen darnos información sobre el dominio que les antecede. Por ejemplo, el .com estaba en origen destinado a empresas comerciales y el .es se emplea para los dominios de España.
Sin embargo, en los últimos años han ido apareciendo nuevas extensiones de dominio, formando una larga lista, que cada cierto tiempo recibe nuevas incorporaciones y que amplía el abanico de posibilidades de registro de estos, y con ello oportunidades comerciales interesantes, pero también peligros que hay que conocer.
En este sentido, la última incorporación realizada el pasado mes de mayo añadía las extensiones .zip y .mov. Ambas extensiones destacan porque también son extensiones de archivos de uso cotidiano. El primero, .zip, es habitual para la compresión de datos, mientras que .mov es un formato de video.
No obstante, si bien parece que esta incorporación se realizó con una finalidad “inocente”, es importante prever los riesgos o problemas que dichos dominios pueden suponer.
Por ejemplo, que un usuario reciba estos enlaces pensando que está recibiendo un archivo comprimido o un video y, al clicar en estos, acabe en una página web fraudulenta. Por ello, algunos estafadores podrían adquirir estos dominios de forma estratégica para cometer actos de phishing y aprovecharse de usuarios desconocedores de estas nuevas prácticas.
Desde Padima recomendamos a aquellas empresas que operan de manera habitual compartiendo documentos con sus clientes, o a nivel interno incluso, que consideren el registro de este tipo de nombres de dominio para minimizar el riesgo de sufrir este tipo de prácticas.
Desde el área digital de PADIMA podemos asistiros con la estrategia de registro de este tipo de dominios (u otros), para así evitar que los dominios de estas extensiones, junto al nombre de vuestra empresa, sean registrados por terceros infractores.
No existe una solución única, una regla aplicable a cada situación o compañía, sino que es necesario estudiar una serie de factores concretos que permitan diseñar la propuesta más idónea para cada organización.
Ahora ya tienes la información, y sólo te queda dar el paso para minimizar los riesgos a tu marca por una mala praxis de otros.