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Conscientes de la importancia de las PATENTES y la INNOVACIÓN, el Instituto Tecnológico del Textil AITEX, ha contado con la colaboración de PADIMA para ofrecer una visión clara, cercana y profesional sobre cómo debemos cuidar, proteger y registrar nuestras invenciones y patentes.

Muy agradecidos una vez más a AITEX por la confianza depositada en nosotros, compartimos el artículo publicado en su revista de nuestra compañera Isabel IBARRA. Si lo prefieres puedes leer el artículo directamente en la revista de AITEX pinchando aquí.

«Tu innovación es tu diferencia, ¡cuídala!»

Aquello que nos hace diferentes, es lo que configura nuestra personalidad empresarial. De hecho, las empresas ya no se diferencian únicamente por ofrecer un producto más económico, sino que tratan de ofrecer productos únicos, nuevos o que se hacen de modo diferente.

Brillar y que elijan a unos en detrimento de otros es el juego empresarial al que estamos sometidos. Y en ese escenario, la personalidad (tu diferencia) importa. Ese camino a la diferencia y cómo protegerla, son algunas claves que me gustaría compartir con vosotros.

¿Cómo conseguimos diferenciarnos del resto?

La respuesta a esta pregunta es ya conocida por todos y nos hace caer en la atmósfera de la tantas veces pronunciada “innovación”.

Ya en la tercera edición del Manual de Oslo (1997) se ampliaba la definición de innovación y se planteaba que la empresa podrá innovar a través de sus métodos de trabajo, usando los factores y procedimientos de producción para mejorar su productividad y/o funcionamiento comercial. Esa concepción amplia y actual de “innovación” es la que ya se ha consolidado en nuestro entorno económico y mercantil.

Así, sabemos que el origen de la innovación es la creatividad, al fin y al cabo se trata de un proceso por el cual las empresas son capaces de generar nuevas ideas que se plasmarán en productos o procesos diferentes a los conocidos. De hecho, la innovación permite diferenciarnos, así como optimizar procesos y obtener productos que hacen nuestra vida más sencilla.

El sistema de patentes y la rentabilidad de nuestros esfuerzos.

Cuando una empresa innova y obtiene un producto o proceso diferenciado y eficiente, lo que busca es rentabilizar su esfuerzo: obtener una ventaja competitiva que permita posicionarse ventajosamente en el mercado.

Esta acción (la rentabilidad del esfuerzo) forma parte de la gestión de la innovación, cuyo fin último es el posicionamiento de la marca, la reputación comercial y el poder de ventas. Para conseguir lo anterior, el sistema de patentes se vislumbra como una herramienta que está al alcance de cualquiera y que nos ayuda a sostener nuestra diferencia en el tiempo. Debemos recordar que las patentes nos otorgan el uso exclusivo de una invención durante un determinado período de tiempo (20 años como máximo) e incluso se licencian a terceros con el fin de obtener una rentabilidad directa a nuestro esfuerzo inventivo. Así, el sistema de patentes es un arma que todos podemos usar, pero que evidentemente unos usan mejor que otros. De hecho, si queremos usar correctamente el sistema de patentes, debemos en primer lugar conocer algunos mitos que nos impiden percibir adecuadamente el mundo de las patentes y su implicación empresarial, y que me gustaría destacar.

MITOS

a. La solicitud de una patente o un modelo de utilidad implica retrasar el lanzamiento de mi producto.

La creencia que indica que necesariamente debo esperar a la concesión de una patente o modelo de utilidad para poder comercializar mi producto innovador es completamente FALSA.

El objeto que pretendemos patentar podemos comunicarlo desde el día siguiente a la fecha de presentación de solicitud de patente. A mayor abundamiento, el artículo 59.2 de la Ley 11/1986 de Patentes indica que a partir de la admisión a trámite de una solicitud de patente o modelo de utilidad el solicitante goza de una protección provisional siempre que haya notificado a un tercero la presentación y contenido de su solicitud. Esta protección provisional ampara al solicitante a divulgar su invención con total tranquilidad.

b. ¿Podré obtener una patente si mi producto es novedoso en España?

Uno de los requisitos fundamentales que debe cumplir una patente es la novedad mundial es decir, debe ser algo novedoso y que no se haya divulgado anteriormente tanto en España como en cualquier otro lugar del mundo. Además, con la reforma de la ley de patentes que se prevé entre en vigor en 2017 se refuerza este requisito, extendiéndose también a los modelos de utilidad.

c. No hay inconveniente si divulgo mi invención y posteriormente la protejo.

Rotundamente no.

De hecho, es de vital importancia que el departamento de marketing de la empresa y el de innovación estén alineados y se marque una estrategia cronológica común que ponga en conocimiento de las partes implicadas la importancia de NO divulgar los resultados de innovación antes de presentar la solicitud en la Oficina de patentes. Así, si hemos solicitado una patente o un modelo de utilidad, cualquier divulgación previa a la fecha de solicitud, incluso tratándose de un artículo científico o un acto de marketing realizado por el propio solicitante de la invención en su web, será considerada una divulgación previa que impida el cumplimiento de la patentabilidad. Es decir, aunque consigamos la patente, esta podrá ser cancelada.

d. Tener una patente en España significa que nadie puede usarla en otro país.

La patente es un derecho territorial. El titular de una invención debe protegerla en aquellos países que sean de su interés y sólo en esos territorios tendrá derecho a tener un uso exclusivo de su patente, y donde terceros no autorizados no podrán comercializar, ofrecer o fabricar aquel producto o procedimiento protegido.

e. Una invención protegida en Italia no puede comercializarse por un tercero en España.

Como ya habrás podido deducir, esto no es así.

Insisto, los derechos de patentes son territoriales y esto implica que alguien que no haya protegido su invención en nuestro país, no podrá evitar la comercialización de su invención aquí aunque tenga una patente o modelo de utilidad en vigor en otro país. Aquí salta la alarma relativa al poder que tiene un tercero en comercializar productos protegidos por patente en otros países pero no en el nuestro. Ante este escenario será imprescindible conocer con seguridad si efectivamente hay “camino libre” para ofrecer un determinado producto.

Por todo lo anterior, aquella empresa que obtiene resultados positivos en I+D+i, podrá posicionarse ventajosamente en el mercado respecto sus competidores si protege su invención antes de divulgarla. De esta forma, sólo la empresa que protege y es titular de una patente o modelo de utilidad podrá ofrecer, comercializar y/o fabricar un producto o procedimiento exclusivo que se diferencia técnicamente de lo conocido hasta ese momento.

No obstante, no son las patentes la única vía para proteger nuestra innovación, ya que en muchas ocasiones serán otras figuras de Propiedad intelectual las adecuadas o, incluso, convendrá guardar secreto y proteger la información por la vía de la confidencialidad. Por ello, estoy convencida de que un adecuado uso de la confidencialidad, así como de las figuras de Propiedad Intelectual (patentes, modelos de utilidad, diseños y derechos de autor) para proteger los esfuerzos resultantes de la creatividad, favorece la aceptación de nuestros productos en el mercado y nos ayuda a ganar más reputación. Por el contrario, ignorar el recurso de la Propiedad Intelectual significa poner todo nuestro esfuerzo a disposición de nuestros competidores y a coste cero. Sólo por esta razón, merece la pena que conozcamos las posibilidades que nos brinda este recurso.

¿Proteger o no proteger?

Solo el empresario y su equipo conocen el largo camino que se debe recorrer y los obstáculos a superar hasta alcanzar un producto que ofrezca unas características técnicas novedosas o que posibilite una solución técnica viable a un problema conocido.

Así, la respuesta a la pregunta es siempre afirmativa: hay que proteger.

Ahora bien, “proteger” no es igual a “registrar”

Proteger significa desarrollar unos protocolos que nos acompañen en la gestión de la innovación y que se refieren a la protección de la información confidencial, al compromiso de las personas que participan en el desarrollo, y a la forma en que esa innovación se presenta y se comunica en el mercado. Es decir, en este esquema, el registro de la patente es solo una parte, esencial e importantísima, pero una parte.

Cuando hablamos de proteger, es vital recordar que es precisamente antes de su divulgación cuando debemos preguntarnos ¿merece la pena proteger mi invención para tener una ventaja respecto mis competidores? Siempre que no seamos capaces de guardar nuestra invención bajo secreto empresarial, la respuesta será afirmativa.

En este sentido, la protección de una invención bajo la figura de modelo de utilidad o patente permite obtener un título de propiedad industrial que posibilita su uso exclusivo durante 10 ó 20 años, respectivamente. Esa protección, además, nos ofrece una herramienta de marketing de vital importancia para que podamos presentar el producto en el mercado como algo exclusivo y resultado de un proceso investigador. Esa comunicación, que extiende el mensaje no solo a consumidores, sino también a proveedores y competidores, fortalecerá nuestra reputación de marca y el protagonismo del producto.

En definitiva, desde el Departamento de Innovación de PADIMA creemos que la protección de la innovación permite comunicar a una empresa su apuesta por la innovación, que invierte para diferenciarse y que ofrece productos exclusivos. Sin olvidar que dicha protección de la innovación, además de incrementar el prestigio empresarial, ofrece una ventaja competitiva que se traducirá en beneficios económicos para la empresa siempre y cuando sea capaz de explotarla correctamente e integrarla en su estrategia global.

Por tanto, toda una herramienta a tener en cuenta para configurar nuestra personalidad empresarial, nuestra diferencia.

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